jueves, 14 de abril de 2011

LACE EROTICA...

Al acostarme, mullí la almohada y guardé silencio justo a la misma hora en la que la noche anterior había escuchado los gemidos. Sabía que lo más seguro era que la mujer no se dedicara a la misma actividad, sin embargo, no tardaron en escucharse de nuevo extraños ruidos. Me podía imaginar a la mujer que moraba en la casa de al lado, una mujer voluptuosa, de caderas prominentes y grandes pechos, vestida con un largo camisón de seda blanca...

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